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jueves, 7 de mayo de 2009
miércoles, 6 de mayo de 2009
Anécdota sobre el sentido común
Por Street Dog
Tuve la oportunidad de compartir un taxi con un funcionario de una compañía de computación el cual, sabiendo mis aficiones musicales, empezó a preguntarme por un grupo local donde él tenía un conocido de infancia que tocaba la guitarra.
No sé cuál fue mi reacción gesticular pero lo cierto es que seguidamente me hizo dos conflictivas preguntas en consecución: “¿no te gustan?”, “¿no te parecen buenos”?. La situación no se hubiere agravado si el añadido no fuere el colofón argumentativo: “… por que ellos hasta han estado nominados al grammy!”.
Mas allá del debate por la búsqueda de objetividad, dejando un poco de lado el asunto del “gusto personal” y sobre todo considerando que debo evitar que se me censure en este Blog (necesito la paga por la columna), hay que recurrir al sentido común para tratar de denominar este tipo de situaciones.
Debo ser honesto y confesar que mi respuesta al interlocutor fue un destacable ejercicio de autocontrol. Esa misma autocensura voy a ejercitar en este momento, donde plasmaré de manera más o menos fidedigna mi conversación con una persona inocente, con prácticas culturales relativas a un asalariado con calificación de pregrado egresado de universidad privada estrato.
-“¿no te gustan?”, “¿no te parecen buenos”?
- esa es una pregunta que no te puedo responder…
- ¿y por qué no te gustan? – insistió-
- la verdad –y es la verdad- pienso que existiendo música como la de Mozart o Leonard Cohen, no puedo llegar a mi casa a escuchar a esos tales (censurado).
- pero ellos son muy reconocidos y además, los grammy…
- Yo creo que cada uno es libre de hacer lo que se le antoje –contesté, reprimiéndome así como me estoy autocensurando- y si ellos deciden hacer lo que hacen, pues allá ellos. Pero bien allá, en la distancia, porque afortunadamente puedo escoger lo que deseo escuchar y créame, existe música suficiente como para no tener que caer tan bajo.
- bueno, pues si, ellos hacen como mucha fusión y las letras no dicen como mucho…
- ¿ahora comprende por qué no podía responderle en una sola frase? –pregunté, compasivo y generoso como debe ser- esa pregunta no se puede responder con un simple “no me gustan”…
Qué bueno que tuve que descender del vehículo a medio trayecto.
Vocabulario autocensurado:
Patético
Petunia
MXXXXa
Aretes
Chanclas
Meado
Homosexual
Goma
Testículos
Grima
Tuve la oportunidad de compartir un taxi con un funcionario de una compañía de computación el cual, sabiendo mis aficiones musicales, empezó a preguntarme por un grupo local donde él tenía un conocido de infancia que tocaba la guitarra.
No sé cuál fue mi reacción gesticular pero lo cierto es que seguidamente me hizo dos conflictivas preguntas en consecución: “¿no te gustan?”, “¿no te parecen buenos”?. La situación no se hubiere agravado si el añadido no fuere el colofón argumentativo: “… por que ellos hasta han estado nominados al grammy!”.
Mas allá del debate por la búsqueda de objetividad, dejando un poco de lado el asunto del “gusto personal” y sobre todo considerando que debo evitar que se me censure en este Blog (necesito la paga por la columna), hay que recurrir al sentido común para tratar de denominar este tipo de situaciones.
Debo ser honesto y confesar que mi respuesta al interlocutor fue un destacable ejercicio de autocontrol. Esa misma autocensura voy a ejercitar en este momento, donde plasmaré de manera más o menos fidedigna mi conversación con una persona inocente, con prácticas culturales relativas a un asalariado con calificación de pregrado egresado de universidad privada estrato
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